miércoles, 23 de enero de 2019

TEMA 1 DEL C1 2º CUATRIMESTRE

TEMA 1. LA LENGUA ESPAÑOLA

ESCRIBIR
Tema de redacción: Escribe un texto de unas 100-150 palabras en el que expliques:
Por qué estudias español.
Qué esperas del curso de español.
Cuáles son tus principales dificultades y problemas con la lengua española.


El género no marcado
Es ingenuo pretender cambiar el lenguaje para ver si cambia la sociedad
Las convenciones lingüísticas más profundas no se pueden modificar
Abro un programa de tratamiento de textos y, sin más, me pongo a escribir estas líneas. Inmediatamente, el sistema tiene que decidir en qué tipo de letra irán mis primeras palabras, y como yo no le he dado orden en contrario, las pone en redonda. Es que sin seleccionar algún tipo concreto de letra no puede trabajar, y alguien lo ha programado para que en esos casos el elegido sea el llamado “normal” (o letra “redonda”). Decimos entonces, como se sabe, que dicho tipo interviene o se activa por defecto.
Pues bien, el concepto de por defecto en informática es muy similar al concepto de no marcado en lingüística. La letra redonda es, frente a la cursiva o la negrita, la letra que actúa por defecto. También podemos decir de ella que es, frente a aquellas dos, la letra no marcada.
Cuando yo construyo una frase en que un adjetivo debe concordar con dos sustantivos, uno masculino y otro femenino, necesito que ese adjetivo (si tiene variación de género; muchos no la tienen) vaya en uno de los dos géneros. Uno cualquiera, en principio... Lo que no puede es no ir en ninguno, porque el “sistema”, para funcionar, necesita que uno se imponga por defecto. Tampoco puede ir en los dos, porque su presencia simultánea es incompatible en una sola forma, del mismo modo que una misma palabra no puede estar escrita al mismo tiempo en redonda y en cursiva (sí, por cierto, en redonda y en negrita). Sí puede, pero no debe, duplicarse el adjetivo, porque ello atenta contra un principio fundamental en las lenguas que es el de la economía, al que también podríamos llamar “del mínimo esfuerzo”. Así, no nos queda más remedio, en nuestra lengua, que decir los árboles y las plantas estaban secos, con el adjetivo en masculino. ¿Por qué? Porque el masculino es el género por defecto, es, frente al femenino, el género no marcado.
Del mismo modo, si una persona tiene tres hijos y dos hijas, dirá, interrogado acerca de su prole, que tiene cinco hijos. No dirá que tiene cinco hijos o hijas, ni cinco hijos e hijas, ni cinco hijos / hijas (léase “cinco hijos barra hijas”). Podrá escribir que tiene cinco hij@s, pero esto no lo podrá decir, leer, así que de nada le vale. Yo, a diferencia de mi colega Ignacio Bosque, no he tenido paciencia para echarme al coleto todas esas guías que sobre el lenguaje no sexista han proliferado. Supongo que alguna de ellas recomendará a nuestro perplejo pater familias que diga algo así como esto: Mi descendencia la forman cinco unidades. Pobrecillo.
Desdramaticemos las cosas. No es el masculino el único elemento no marcado del sistema gramatical. Igual que en español hay dos géneros (en otras lenguas hay más, o hay solo uno), hay también dos números, singular y plural (en otras hay más, o solo uno), y el singular es el número no marcado frente al plural. Así, del mismo modo que el masculino puede asumir la representación del femenino, el singular puede asumir la del plural. El enemigo significa, en realidad, ‘los enemigos’. Sumando ambas posibilidades de representación puedo decir que el perro es el mejor amigo del hombre para significar, en realidad, esto: ‘los perros y las perras son los mejores amigos y las mejores amigas de los hombres y las mujeres’. ¿Se entiende ahora un poquito mejor en qué consiste el mentado principio de economía?
Hay tres tiempos verbales, y uno de ellos, el presente, es el tiempo no marcado frente al pasado y el futuro. Prueba de ello es la capacidad que tiene para suplantarlos: Colón descubre América en 1492 significa en realidad ‘Colón descubrió América en 1492’, y mañana no hay clase significa ‘mañana no habrá clase’.
A pesar de lo cual, que yo sepa, no ha surgido por ahora ninguna Plataforma Ciudadana en Defensa de la Intolerable Discriminación del Plural, ni tengo noticia hasta el momento de la existencia de una Asociación Pro Visibilidad del Futuro, frente al Abusivo Presentismo Lingüístico.
¿Y por qué es el masculino, en vez del femenino, el género no marcado? Buena pregunta, para cuya compleja respuesta habríamos de remontarnos, en el plano lingüístico, hasta el indoeuropeo, y en el plano antropológico hasta muy arduas consideraciones, en las que no pienso engolfarme, acerca del predominio de los modelos patriarcales o masculinistas. Efectivamente, es más que posible que la condición de género no marcado que tiene el masculino sea trasunto de la prevalencia ancestral de patrones masculinistas. Llámeselos, si se quiere, machistas, y háblese cuanto se quiera de sexismo lingüístico. Séase consciente, sin embargo, de que intentar revertirlo o anularlo es darse de cabezadas contra una pared, porque la cosa, en verdad, no tiene remedio. Rosa Montero lo ha escrito admirablemente: “Es verdad que el lenguaje es sexista, porque la sociedad también lo es”. Lo que resulta ingenuo, además de inútil, es pretender cambiar el lenguaje para ver si así cambia la sociedad. Lo que habrá que cambiar, naturalmente, es la sociedad. Al cambiarla, determinados aspectos del lenguaje también cambiarán (en ese orden); pero, desengañémonos, otros que afectan a la constitución interna del sistema, a su núcleo duro, no cambiarán, porque no pueden hacerlo sin que el sistema deje de funcionar.
Antes de seguir adelante conviene hacer una observación acerca del género neutro, pues en las discusiones sobre estos asuntos hay quien esgrime a menudo esa palabra, sin saber muy bien lo que dice, como posible vía de solución. Olvidémonos por completo del neutro. En español (a diferencia de lo que ocurría en latín) no hay más que dos géneros, masculino y femenino. Del neutro latino solo han sobrevivido en nuestra lengua unos pocos fósiles pronominales y el artículo lo. Así que una más que hipotética solución salomónica en que un ideal género neutro salvador viniera a solucionar el problema asumiendo el papel de género no marcado es una “solución” (¿?) absolutamente inviable.
En realidad, es que no hay modo de modificar determinadas convenciones lingüísticas, las más profundas. Imaginemos uno. ¿Podríamos reunirnos en asamblea los quinientos millones (o más) de hispanohablantes para decidir que ya estaba bien, que después de diez siglos en que el masculino ha sido el género no marcado, ahora le tocaba al femenino? Alguien persuasivo (ya está ahí otra vez el dichoso masculino) tomaría la palabra para decir: “Señores y señoras...” (en estos vocativos iniciales la duplicación sí es bien lógica y está asentada desde antiguo; el principio de economía apenas se resiente). Luego seguiría: “Estamos aquí reunidos (otra vez el masculino) para...”. Etcétera. Se sometería a votación la siguiente propuesta: “A partir de mañana mismo, el femenino pasa a ser el género no marcado. Ya iba siendo hora. Se dirá en adelante los árboles y las plantas estaban secas; tengo cinco hijas: Pedro, Juan, Manuel, María e Isabel; estamos aquí reunidas...”. La votación sería más bien complicada. ¿A mano alzada? ¿Por aclamación? ¿Se convocaría un referéndum? ¿Podría nuestro persuasivo orador controlar el previsible guirigay de la masa? ¿Qué hacer con los disidentes? Transcurridos diez siglos, ante la aparición de nuevas guías idiomáticas diametralmente opuestas a las de hoy, y de Plataformas por la Visibilidad del Masculino en el Estado Español, se suscitaría la necesidad de que una nueva asamblea (¿de cuántos millones de almas?) diera nuevamente la vuelta a la tortilla, pues ya le tocaba otra vez al masculino. Y así sucesivamente. No hace falta decir que estoy utilizando el recurso dialéctico de la reducción al absurdo. Con su poquito de guasa.
Una última consideración, también desdramatizadora y relativizadora. En español, los nombres que designan seres animados, y por tanto dotados de sexo, pueden ser de tres tipos. Unos tienen marcas de género (niño / niña, monje / monja, profesor / profesora...). Otros no las tienen, pero sí tienen dos géneros, evidenciados por la doble concordancia que establecen con el artículo o con otras palabras (el artista / la artista, el modelo / la modelo, el cantante / la cantante, el portavoz / la portavoz...). Otros, ciertamente, vacilan. Pero hay un tercer grupo que me interesa especialmente: es el de los nombres llamados epicenos; los epicenos tienen un solo género gramatical, pero sirven para referirse tanto a seres de sexo masculino como a seres de sexo femenino. Ahí se ve muy bien que no se deben identificar género y sexo. Pues bien, hay muchos nombres epicenos que son femeninos, lo que supone una muy modesta compensación al avasallador poder del masculino como género no marcado. En una persona, una criatura, una víctima, una figura, una eminencia... el femenino asume la representación tanto del masculino como del femenino. A ningún hombre se le ocurrirá sentirse discriminado por ello. Faltaría más.
Hay otro ejemplo muy bonito, y de más calado. En italiano —una lengua hermana de la española, y hablada por un pueblo a menudo tildado de masculinista o de machista— un pronombre femenino, Lei (literalmente ‘ella’), se utiliza con el mismo valor que nuestro usted, es decir, asume, en el tratamiento de respeto, la representación tanto de un hombre como de una mujer. Bien pensado, otro tanto le ocurría al antecesor de nuestro usted, la forma vuestra merced, con esa visible marca femenina en el posesivo, en consonancia con el género femenino de merced.
Ya sé que estos ejemplos de ligera prevalencia del femenino implican muy parva compensación. Espero, al menos, que sirvan, como lo pretende la totalidad de este artículo, para relativizar las cosas, desdramatizando a todo trance una terca realidad contra la que es estéril estrellarse: la condición inamovible del masculino como género no marcado.
Pedro Álvarez de Miranda es catedrático de Lengua Española de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de la Real Academia Española.

Indica si las siguientes afirmaciones son verdaderas o falsas, según el texto:

1-En informática se usa un tipo de letra “por defecto” cuando el usuario no da una orden en sentido contrario.
2-El concepto “género no marcado” está tomado de la informática.
3-En español necesitamos poner un género al adjetivo cuando se refiere a más de un nombre.
4-Cuando hay un nombre masculino y otro femenino en la misma frase en español se usan el masculino y el femenino.
5-En español casi siempre el masculino es el género no marcado.
6-En español usamos “tengo dos hijos y una hija” para hablar del número de hijos que uno tiene.
7-No podemos usar cinco “hij@s” porque eso no se puede leer en alto de ninguna manera.
8-Al autor le gusta que se utilicen expresiones como “tengo cinco unidades” para no usar ningún género cuando hablamos de hijos e hijas.
9-El principio de economía en la lengua es usar el menor número de palabras para transmitir un significado.
10-El género no marcado no es el único caso de término no marcado en español.
11-Al autor le parece muy discutible que los hispanohablantes usen el presente como tiempo no marcado.
12-El machismo del lenguaje no va a cambiar porque cambiemos el masculino como género no marcado.
13-En español la única solución para acabar con el masculino como género no marcado es usar el género neutro.
14-Es absurdo intentar cambiar la estructura de la lengua.
15-Las palabras de género común o indistinto resuelven la concordancia y la variación de género con artículos y adjetivos que sean bien masculinos, bien femeninos.
16-Las palabras con género epiceno tienen nombre bien masculino, bien femenino, pero designan indistintamente a ambos sexos.
17-El asunto del género gramatical se ha dramatizado de forma exagerada sin razón porque una lengua no se puede cambiar artificialmente.

III. A mí no me tuteen, por favor 

A estas alturas al alumno español no se le impresiona por tutearlo. Bueno, sí: hoy día el tratarlos de usted los sorprende por lo inhabitual, y me consta que a algunos les complace.
"Pero, Pepe, si yo ya sé hablar, leer y escribir... ¿para qué estudio Lengua otro año?"Esta fue la pregunta que me soltó un alumno de 4º de ESO a principio de curso. Hubo que hacerle tres aclaraciones. Primera: que Pepe sólo me llaman mis amigos y compañeros (inútil aclaración, porque precisamente fue uno de esos compañeros el que les había dicho que el de Lengua se llamaba Pepe). Segunda: que exijo que los alumnos me traten de usted. Y tercera: que la razón de ser de tantos cursos de Lengua... Pero esto lo dejaré para otro artículo. Hoy vamos al asunto de los tratamientos.
Hay quien dice que desde que los alumnos nos empezaron a tratar de tú a los profesores se acabó todo nuestro prestigio y se empezó a desmoronar la posibilidad de una buena enseñanza. Otros, en cambio, afirman que el usted es una barrera que impide el acercamiento, la complicidad, la amistad, la relación cordial entre profesor y alumno. En este grupo están los que regañan amigablemente: "No me habléis de usted, que me hacéis muy mayor".
Si un profesor prefiere que el aula resulte un espacio familiar, que sea como la calle, que haya naturalidad, que el alumno no se sienta incómodo, que disfrute en la clase como disfruta del juego y que no lo traumatice la ingrata experiencia discente, es muy probable que elija el tuteo como tratamiento mutuo con el alumnado: "Oye, Manolito, sal a la pizarra". Aunque puede ser que Manolito entienda, en ese ambiente distendido, que es incómodo salir a la pizarra en ese momento –se encuentra confortablemente retrepado en su silla– y conteste: "Que no, tío, no me jodas, saca a Vanessa, que es la empollona". Objetivo alcanzado: han hecho su aparición la confianza, la espontaneidad y el feeling... Con la encantadora innovación de que el alumno, en uso de su creatividad, ha pasado del tuteo al tíoteo. Por supuesto, entre las risotadas del resto de la clase y la perplejidad del profe-coleguita. También, como antídoto para las risotadas, está la posibilidad de aliñar la confianza con unas dosis de bordería cuartelera, del tipo: "Mira, pedazo de mamón granujiento, o sales a la pizarra o te saco yo a patadas, ¿te enteras?". Lo cierto es que con la Ley del Menor esta variante no es recomendable.
Pero ¿es el usted una reliquia del pasado? No lo parece. Tras el sarampión del tuteo falangista ("Oye, camarada") o comunista ("Compañero, únete") no se observa que la sociedad española (y menos la hispanoamericana, en general mucho más usteante) haya desterrado esta práctica. Es posible que esté en retroceso, pero yo oigo ustedes por todas partes: en los medios de comunicación, en los establecimientos públicos, en las relaciones sociales... A nadie se le ocurre, por ejemplo, en una entrevista de trabajo, soltarle al posible futuro jefe: "Bueno, mira, es que yo vengo a que me contrates". Por educación o por propio interés, a casi todos nos sale el usted, con distintas matizaciones o frecuencias, que dependen de edad, confianza, posición social o laboral, situación de comunicación, lugar, grado de intoxicación alcohólica... y buena o mala crianza.
Sin embargo, no faltan los militantes contra el usted, sobre todo entre el funcionariado de la enseñanza pública, donde todo extremismo doctrinario tiene su asiento. Según ellos, hay que derogar los tratamientos para crear una sociedad futura sin estamentos ni jerarquías. En la antigua Roma tampoco había tratamientos, y los esclavos, sudorosos, quizás encadenados y con las marcas sangrientas de los latigazos, se dirigían de  al amo patricio que arrastraba la toga mientras le echaba un ojo a la explotación agrícola. El patricio, cómo no, le devolvía el solidario  al siervo, también de su propiedad, como el campo.
En fin, si el usted existe y goza de plena vigencia, ¿deben los alumnos tratar igual a sus compañeros de pupitre que a un licenciado universitario que se ocupa de adentrarlos en el mundo de la cultura o de la ciencia? Porque, independientemente del , del usted, del vos, del vuesa merced, del excelencia, del tío, del colega, del oye o del pchs, lo que está claro es que allí hay un grupo de personas en periodo de formación frente a otra, adulta, que se encarga de la tarea de enseñar. Aunque el papel de ambos debería estar bien delimitado, hace tiempo que no lo está, y el desuso del usted es precisamente una muestra de esa confusión de papeles.
Y ya puestos, como aproximadamente desde 3º o 4º de la ESO los chicos (y aun antes las chicas) son capaces biológicamente de procrear, que es lo que diferencia a los niños de los adultos, no está de más tratarlos como tales adultos y ustearlos a ellos también, para crear en la clase lo contrario de lo que predican los tuteadores pedagógicamente correctos: un ámbito distinto de la calle, de la tele, de la familia, de la discoteca y del ligoteo.
¿Que no les va a gustar? Es que no se trata de darles gusto. Pero, además, ¿por qué no les va a gustar? Me he encontrado alumnos a quienes no les agradan mis clases porque exijo rendimiento y constancia, porque odian estudiar, porque les trae al fresco la asignatura, porque intento mantenerlos callados cuando es preciso... pero no porque los trate de usted. Sostener que el usted es una barrera que incomoda, coarta e impide la comunicación entre profesor y alumno es tan estúpido como considerar que el  mejora el rendimiento escolar.
Es posible que hace algunas décadas, cuando el usted era la norma en las clases de bachillerato, los mozos se sintieran seducidos por la informalidad del profesor moderno, progre y avanzado, que los tuteaba y se hacía tutear. Puede que antaño eso los motivara. Pero a estas alturas al alumno español no se le impresiona con tanta facilidad. Bueno, sí: hoy día el tratarlos de usted los sorprende por lo inhabitual, y me consta que a algunos les complace.
Aunque si detrás del usted no hay enjundia docente, casi mejor abandonarse al "¡Tíos, queréis callaros! ¡Oye, que os he dicho que os estéis quietos, que no hay forma de dar clase!". Y en ese plan.

José Aguilar Jurado es profesor de Literatura en un instituto de enseñanza secundaria, además de poeta.

Preguntas:
Previas a la lectura: ¿Cuándo se usa en español tú o usted?
De comprensión del texto
- ¿Qué significa tratar de tú o de usted para el autor?
- ¿Qué opina el autor del texto sobre tratar de tú o de usted en la enseñanza?
-Coméntese la relación del tratamiento de usted o de tú con una actitud, una personalidad o una posición ideológica.

- Indique el significado de estas palabras o expresiones:

A estas alturas (coloquial)
Desmoronar
Discente (culta)  
Distendido
Tíoteo
mamón granujiento (coloquial)
reliquia
antaño

- Señálese el uso de registros (formal, informal) y niveles (culto, vulgar) distintos en el texto.

–En grupos, discutir la posición personal sobre el trato de tú y de usted.





GRAMÁTICA (1). EL ARTÍCULO EN ESPAÑOL
Determinados
Indeterminados
El       La              Lo
Los    Las
Un             Una
Unos         Unas

 - El artículo va delante de un nombre (el ordenador) o de una palabra o expresión que equivale a un nombre (el roncar se va a acabar).

  - Su función es hacer más concreta o determinada la referencia de los nombres y elementos sustantivados.
  - El artículo alterna con otros determinantes (posesivos –mi-, demostrativos –este-, indefinidos –algún-, etc.) en las funciones del nombre (sujeto de la oración, complemento del verbo, etc.)
 -  El significado genérico se expresa con artículo determinado (el, la, los, las) cuando es sujeto (los españoles comen tarde), pero cuando es complemento en ocasiones se marca con la ausencia de artículo (sabe idiomas).

UN.
- Cuando mencionamos algo por primera vez o cuando damos información nueva:
   He perdido un billete de cincuenta euros.
- Cuando no sabemos si algo existe.
   ¿Hay una farmacia en esta calle?
- Cuando nos referimos a un ejemplar o individuo de una clase.
  Trabaja en un hospital.
- Para calificar a un nombre (en los casos en los que el adjetivo va detrás):
 Es un periodista famoso.
- Con el verbo HABER o usamos el artículo indeterminado o no usamos ningún artículo.
- Había unas doscientas personas (valor aproximado).
- Con valor de énfasis:
 Tiene un morro que se lo pisa. ¡Hace un frío!
- Con nombres contables:
 Se bebió un trago (su valor es similar al de un adjetivo numeral).

EL
- Cuando hablamos de algo ya previamente conocido o mencionado:
  He encontrado el billete de cincuenta euros (que había perdido).
- Cuando hablamos de algo que sabemos que existe, que conocemos o que es único:
 ¿Me dejas el coche?
 No tiene miedo a la muerte.
 El lunes no iré a la Escuela Oficial de Idiomas.

- Cuando hacemos una afirmación general:
  Todos los hombres son iguales.
- Para referirnos a un cargo o autoridad en particular:
  El Papa, El Presidente Trump, El Rey de España.
- Para marcar el énfasis en una oración de relativo (puede ser sustituido por QUIEN o QUIENES cuando se refiere a personas):
 Es Javier el que me dejó el coche.
 Fue Carmen la que me comentó la noticia.
- Con el superlativo relativo:
 Es el edificio más alto del mundo.
- Como posesivo, cuando no hay duda de quién es el poseedor.

  Me lavo los dientes. Me han robado la cartera.


NO SE USA ARTÍCULO:
 - Con el verbo SER para indicar la profesión:
  María es profesora. (María es la profesora se refiere a alguien conocido de quien damos una información. *María es una profesora)
- Con el complemento directo cuando se refiere a un género o clase:
 Sólo come verduras.
- Con un complemento del nombre que indica género o clase:
  Caja de puros.
- Con los nombres propios, salvo en el lenguaje popular.
 Antonio vive cerca de aquí.
  Excepción: Cuando se trata de especificar: La España negra; La Francia de Napoleón. 
- Con el verbo HABER si el complemento directo es plural o es un singular que se refiere a un grupo o clase, no hay artículo:
  Hay muchas personas en la calle.
  Hay policía por todas partes.
 - Con verbos de cambio (con significado genérico):
  Se ha convertido en presidente.

COMPRENSIÓN. Señala las diferencias de significado (y de contexto y uso) entre los siguientes pares de expresiones:

1. Un juguete para niños / Un juguete para los niños
2. Ha venido un profesor/Ha venido el profesor
3. ¿Has comprado patatas? / ¿Has comprado las patatas?
4. El invitado vino con la mujer/El invitado
vino con una mujer
5. Conoce gente/ Conoce a la gente/Conoce a gente influyente
6. Los países de Europa/ Unos países de Europa

EXPRESIÓN. Completa con artículo determinado, indeterminado o con un espacio en blanco:

1.… Rey de España es Felipe VI de Borbón..
2.… inglés es la primera lengua extranjera del sistema educativo
3. ¿Hay …. metro en tu ciudad?
4. ¿Hay …. estación de metro cerca de aquí?
5. ¿Hay …. manzanas en la nevera?
6. ¿Tienes …. perro? No, no me gustan …. animales? Pues en mi casa tenemos … perro y dos gatos. …. perro es muy obediente y se llama Xuxi.
7. No sé dónde he dejado … cartera.
8. Por ahí viene  …. actriz muy famosa.
9. Javier es … marido de Ana.
10. Roma es … ciudad muy conocida.
11. Roma es … ciudad más conocida de Italia.
12. Le gustan …. películas de intriga.
13. Le gustan …. películas rarísimas.
14. ¿Tienes … coche?
14.…. españoles son muy amables. Eso dicen.
15. Él es …. ingeniero.
16. Él es …. ingeniero muy apreciado.
17. Él es …. Ingeniero más famoso de Niza.
18. Vive en …. calle tranquila.
19. Vive en …. calle Almagro, 3.
20. Viven en …. calles estrechas.
21. Domino … idioma español.

22. He estudiado durante … tres últimos años
23. Hasta …. semana que viene.




En el siguiente texto se han quitado todos los artículos. Escríbelos donde sea necesario:

En rechazo a euro coinciden derecha nacionalista con izquierda antisistema. Pero, mientras que en últimas elecciones europeas izquierda radical quedó reducida a mínimos,  Frente Nacional de Marine Le Pen con el 25 % de votos ha sido partido más votado. En mismo repudio de  economía global, nacionalismo de derechas se une a izquierda que critica globalización. Ambos atribuyen a euro mayor responsabilidad en permanencia indefinida de crisis.
En Alemania nuevo partido de derechas, Alternativa para Alemania (AfD), fundado en el 2013, que ha conseguido ya representación en tres parlamentos de los Estados federados, como primera reivindicación plantea suprimir euro y volver a divisas nacionales, estableciendo sistema de coordinación, pero únicamente entre economías afines.
Hans-Werner Sinn, uno de los economistas alemanes de mayor prestigio, comparte opinión de pequeño grupo español de economistas de izquierda, de que, dentro de euro supervalorado, acorde con intereses de países del norte, España no tendría otra salida, al no ser competitiva, que romper con euro. Mientras no lo haga, su destino podría ser larga fase de congelación de su economía con desempleo masivo de larga duración.





La variedad de la lengua.

1. Léxico
Hay palabras que se usan preferentemente en ciertos registros del habla.
Completa el siguiente cuadro colocando las palabras de abajo:
Lengua común
Lengua formal culta
Coloquial
Popular
Argot
Morir
Fallecer
Estirar la pata
Irse al otro mundo
Palmarla








































Dinero-Pasta-Parné-Finanzas
Delincuente-chorizo
Cama-catre-lecho
Comer-jalar-ingerir
Esposa-mujer-señora-parienta
Novio-prometido-pibe-churri
Extranjero/Guiri
Malo/Chungo

Leed estas expresiones idiomáticas, elegid su significado y decid a qué nivel de lengua pertenecen
Darse el piro
Irse
Juvenil
Dar palique


De tapadillo


Nada del otro mundo


Meterse en camisas de once varas


Estar hasta las narices


Comerse un marrón


Pillar cacho



 Dar conversación/clandestinamente/mediocre o no brillante/entrometerse/estar harto/Cargar con la culpa/obtener un beneficio
juveniles – populares – vulgares – antiguas



Leed estos mensajes, aparecidos en comentarios de blogs:
sábado, 18 de julio de 2015
De flipar, petar, molar y otras moderneces...

     De un tiempo a esta parte estas palabras se han hecho un hueco (bastante grande, por cierto) entre la juventud; y entre los no tan jóvenes.
     Cuando yo era joven, el verbo “flipar” (del inglés to flip, "agitar", "sacudir") era intransitivo; es decir, lo usábamos así: “Flipo, colega”. Ahora, no sé bien desde cuándo, alguien (con éxito, hay que reconocerlo) ha convertido en transitivo dicho verbo. Los chicos de hoy en día dicen: “Lo flipo, tío”. Pero el significado sigue siendo el mismo. Ha desplazado completamente al vocablo “alucinar”, muy en boga en los 80 y hoy en franca decadencia.
     Más me llama la atención el uso (abuso, me atrevería a decir) del término “petar”. Este término, curiosamente,  puede significar una cosa y la contraria. Palabra de origen catalán, significa, según la RAE, “agradar” o “complacer”. Y este es el significado que se le da habitualmente: “Fulanito lo peta” (otra vez, se ha convertido en transitivo un verbo intransitivo), como algo con connotaciones positivas. O algo que está "petado" es que está lleno. Sin embargo, acabo de escuchar a un locutor catalán de TVE diciendo que un ciclista, que perdía metros con respecto a sus compañeros a pasos agigantados, “ha petado”. Esta vez el uso es intransitivo (como dice la RAE), pero el significado es contrario al ejemplo anterior. Es decir, que “petar” aquí es sinónimo de “reventar” o algo parecido. Parece ser que “petar” en catalán significa “peer”, “estallar”; así se entiende el sentido que le ha dado el comentarista.
     En cuanto a “molar”, de origen caló, es un término que ha resistido bien el paso del tiempo: su uso es exactamente el mismo ahora que hace 30 años.
     En fin, que la juventud es bastante creativa, al menos con el idioma, en contra de lo que muchos creen.

Explicad lo que quieren decir los mensajes que habéis leído y tratad de expresarlo usando un lenguaje más formal y menos coloquial.

GRAMÁTICA (2). Completa el siguiente cuadro con las expresiones que aparecen debajo de la tabla:
FUNCIÓN O NOCIÓN
COMÚN
CULTA
COLOQUIAL
CAUSA



CONSECUENCIA



FINALIDAD



CONDICIÓN



ORDEN/PETICIÓN



DESEO



Porque/que/dado que/como + indicativo/debido a/puesto que/ya que/gerundio antepuesto-pospuesto
Tan … que/por consiguiente/así que/con que
Para (que)/a fin de que/con objeto de que
Si/en caso de que/como + subjuntivo/de + infinitivo/gerundio
Imperativo/a + infinitivo/gerundio/infinitivo impersonal/condicional
Ojalá/quiero + subjuntivo/condicional/Así + subjuntivo


Construye oraciones con las construcciones vistas en el cuadro.


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